Marian: es más fácil pensar que no existe lo extraordinario, pero...
Miguel: el mundo es de los valientes. Mientras tanto los cobardes se refugian unos con otros, asustados y autoengañados se confortan entre ellos... no les culpo yo también he estado ahí. Por otro lado el cinismo es un refugio muy divertido, aunque amargo en el fondo. Y la autodestrucción es una tentación tan fácil que ya resulta aburrida. Yo ya sólo creo en la lucha de por vida, como Brecht, para que no te lleve el viento.
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